Nombre oficial: Línea 21.
Nombre popular: La “21″.
Otros nombres: “El Submarino”, “La Veintifumo”.
Ruta: Salían de San Miguel (espalda del Colegio Santa Ana) y luego por avenida Lima, Jr. San Martín (Magdalena), Castilla, Junín, Sucre (Pueblo Libre), Bolívar (por clínica Stella Maris), Av. Colombia (En Breña por el colegio Elvira García), Varela, Av. Bolivia, después por el Sheraton y bordeaban la Plaza Grau hacia la izquierda pasando al frente del Palacio de Justicia. De ahí daba varias vueltas hasta que salía una o dos cuadras antes de Hiraoka y giraba a la izquierda entrando así a la Av. Abancay y terminando la ruta en San Martín.
Características: Estos monumentos de los transportes del servicio público eran buses de color negro en su parte inferior, un naranja-rojizo en la parte central donde se mostraban las avenidas por donde circulaba (”Pueblo Libre-Breña-San Martín de Porras”) y blanco en la parte superior.
Eran autobuses “chimeneas” de marca “Coach”, de fabricación norteamericana, la mecánica era GM. Sus motores eran extremadamante ruidosos y con un gran tubo de escape que botaba abundante humo negro. Siempre olían a petróleo en su interior (así los limpiaban), tenían también un olor característico en su interior que daba sueño y que no era otra cosa que monóxido de carbono, filtrándose al interior del vehículo.
El modelo era igual a los buses de la línea 48 que pasaba por la avenida La Mar, solamente que estos eran rojos con blanco. Otra característica peculiar de estos buses era que no paraban de saltar mientras avanzaban a pesar de que lo hacían a “paso” lento.
Los letreros de las puertas decían “Subida - Bienvenidos”; “Bajada - Gracias por su preferencia”. Sus pisos eran de listones de madera, y sus asientos de color verde algo duros. El motor hacía que el asiento de la última fila quemara el trasero, en invierno era agradable pero en el verano los convertía en verdaderos “viajes-sauna”.
Las ventanas estaban generalmente tan manchadas por el smog que dificultaban la vista. Para avisar que bajabas jalabas una pitita que hacía sonar una pequeña campana y sus puertas se abrían hacia afuera violentamente (y no hacia adentro, como otros vehículos de transporte urbano, caso del extrañado “Bûssing”).
Fueron unos de los primeros en dar boletos y de tener un supervisor con su gorrito puesto, que pasaba chequeando y picando lo boletos para ver sino habías subido por la puerta de atrás.
Su final fue algo lamentable pues terminaron con dos o tres unidades circulando por Lima, parecían fantasmas realmente. Por los años noventas la línea 75 “Las Águilas” (Que iban por la Av. Brasil) abrió una nueva ruta “B” que cubría en parte la que hacía la “21″. Quizás eso hizo con el paso del tiempo que esta recordadísima chatarra bota humo desapareciera y quedara tan solo como un muy bonito recuerdo de la niñez.
La “21″ fue pues la última y la más representativa empresa de transporte con este tipo de unidades. Se dice que aún existen algunos ejemplares fondeados como depósito cerca del colegio Elvira García en Breña.
Fuente : ArkivPeru : http://www.arkivperu.com/blog/?p=3310